Vuelta la página negra de nuestra guerra civil, los entonces miembros de nuestra comunidad fueron invitados a “colaborar” en la restauración de la iglesia y lo hicieron, cada uno con lo que buenamente pudo.
Un artista plasmó su ideal y creó un altar, con sus imágenes y su entorno, que hasta la fecha ha compañado y presidido los oficios, bodas, bautizos, entierros… y que a través de los años se ha convertido en patrimonio artístico de nuestra iglesia.
Nuestro párroco ahora, ahora, en aras del arte, quiere suprimirlo, sin más, sin pedir opiniones ni explicaciones.
Creo sinceramente que debiera meditarlo y abrir un diálogo con todos sus feligreses antes de borrar una página de su historia.
ANTONI COMPTA MARTÍNEZ
Sant Pere de Vilamajor
MIÉRCOLES, 19 MAYO 1993
La Vanguardia